martes, 21 de octubre de 2014

Primero mi ombligo

Hoy es un día de esos en los que no paro de pensar en la absurda y poco solidaria sociedad en la que vivimos, un día en el que cualquier tontería se convierte en el conflicto más grande que te puedes topar.
 A lo largo de la historia han existido personas capaces de ignorar la falta de educación y de comprensión que domina entre todos los individuos con los que te encuentras diariamente.
Sinceramente, admiro que esas personas hayan sido lo suficientemente pacientes para tratar a dichos individuos a la vez que predicaban la paz y tranquilidad con la armonía propia de cada uno de ellos.
Pero me supera la sensación de impotencia que siento continuamente, esa sensación de querer que los demás vean las cosas como yo y rendirme al darme cuenta de que para cada uno lo prioritario es su satisfacción personal.
En relación con este tema me gustaría citar una frase del padre Arrupe : "hombres para los hombres". Y sobre esta frase preguntar:¿ De qué sirve servir al prójimo si este no valora el bien que haces por él? La respuesta teórica es muy sencilla, en cuestión cuando haces una buena obra, no es para recibir nada a cambio, pero: ¿sí tu hijo te quita dos euros del monedero, debes reñirle o premiarlo?
Con esto quiero decir que la sociedad en la que nos encontramos está degenerada por ese motivo, porque nos encontramos ante seres humanos acostumbrados a tener lo que quieren cuando quieren, a hacer lo que les plazca sin pensar en sus consecuencias, ante seres humanos que poco a poco van perdiendo ese carácter de "humano".
Puede que la simple opinión de un adolescente de dieciocho años no tenga mucha relevancia en la sociedad, que quien esté leyendo esto lo olvide a los diez minutos, pero yo hoy me duermo decepcionado, decepcionado e impotente ante una verdadera crisis que no sale en ninguna red social y a la que no se le busca una solución global.

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